El conflicto social es una de las variantes, que adoptan las luchas sociales, las cuales integran siempre una acción colectiva y una relación política con sus respectivas correlaciones de fuerza. Mientras que el conflicto social se define por su carácter específicamente reivindicativo, las luchas sociales pueden adoptar otras formas diferentes, y sólo en razón de los factores socio-económicos y políticos que intervienen en la conflictividad social y en su especificidad reivindicativa, es posible explicar cómo cambia dicha conflictividad, cómo se opera la transición del conflicto a una nueva forma diferente de lucha social. La identificación del conflicto con la reivindicación se funda en que siempre las reivindicaciones de unos actores afectan los intereses de otros actores.
Esto permitirá diferenciar dentro de las luchas sociales los conflictos de las protestas, es decir aquellas luchas encuadradas en un régimen democrático y al interior de sus instituciones, o las que tienen lugar al margen y en contra de ellos. Por eso siempre hay una correlación inversa entre el conflicto reivindicativo y la lucha protestataria: al decline o reducción de las reivindicaciones corresponde un aumento de las protestas; y éstas disminuyen cuando se dan las condiciones para que crezcan y se intensifiquen las reivindicaciones.