Las privatizaciones son el ojo de un huracán de intereses múltiples: desde aquéllos más internacionales que aspiran a usurpar el patrimonio de los estados más pobres y lanzarlos al libre juego del mercado, hasta los más criollos que torpemente ven tras la fiebre privatizadora, la oportunidad de reducir al mínimo los controles del Estado sobre las purísimas intensiones de la iniciativa privada. Este número centra su atención en un tema de difusa actualidad: la privatización. Se han reunido posturas diversas que más allá de distribuir opiniones en un orden simple de «pros y contras», permitan iniciar un debate enriquecido de lo que esconde la puesta en escena.