Muchos estudios y sobre todo diagnósticos, introducen el término «capital social», como una noción unívoca, asumida y entendida por todos de la misma manera y con igual valor descriptivo, sin embargo, se trata de una especie de «cajón de sastre.
A través del estudio de la experiencia del PRODEPINE, proyecto originado por el Banco Mundial, el autor examina no solo las inadecuaciones y ausencias de pertinencia de este concepto, sino además el hecho del que el proyecto tuvo una serie de incoherencias en su diseño y ejecución; y que, sobre todo, como toda iniciativa externa en la que hay un donante y un «beneficiario» receptor, hizo abstracción de la relación de poder presentes en este tipo de programas.
La lectura de lo ejecutado en PRODOPINE, deja una serie de cuestionamientos tanto hacia acciones similares a futuro, como a la razón misma del anhelo desarrollo de una vía: la del capitalismo imperante, sobre todo desde sus enunciados neoliberales.