El problema del empleo en el país no radica tanto en que de los 3 millones de ecuatorianos en aptitud de trabajar la mitad se encuentre desocupada, el 10% no tenga ninguna oportunidad de empleo, y sólo el 40% reciba un salario legal; el verdadero problema es que el ritmo de la desocupación se agrave tanto que llegue a adquirir mayor importancia que el mismo subempleo. Lo que para nosotros sé convierte en tema de debate es el análisis de esta situación no achacable a una falla, fortuito accidente y ocultos funcionamientos dentro del sistema económico nacional sino debida, como un resultado lógico e implacable, a las políticas económicas estatales, las cuales lejos de enfrentar la crisis en la búsqueda de soluciones al problema laboral parecen secundar su deterioro, o en vez de orientarse a paliar sus efectos están operando al interior de ella.