Estamos muy lejos de aquella «edad de abundancia» como M. SAHLINS denominaba a las culturas primitivas. La cuestión alimentaria hace hoy referencia a complejos fenómenos y de muy distinta envergadura que van desde una geopolítica del hambre, que no sólo divide a los países ricos de los países pobres, sino que está controlada y regulada por un «armamentismo alimentario» cuyo poder de disuasión, de amenaza y de dominio efectivo en la confrontación entre naciones no deja de ser menos real por ser más ignorado.